Conde Carlos en hábito de fraile – Felechares de la Valdería
Romance
Romance con referente épico francés: carolingio. Audios recopilados en La tradición oral leonesa. Antología sonora del romancero (2019), de David Álvarez Cárcamo.
Paseándose anda don Carlos por el su palacio real,
todas damas y doncellas le salían a mirar,
también salió Blancayflor tapada con su florial,
entre unas palabras y otras la llevó pal pie un rosal,
don Carlos prendió su capa Blancayflor el su florial.
Pasara por allí un hombre que no debiera pasar,
buscando una perra mora que la quería matar.
—Yo de todo lo que he visto al rey cuenta le he de dar.
—Tenga usted cien mil doblones y los que la niña da.
—No quiero cien mil doblones ni los que la niña da,
que de todo lo que he visto al rey cuenta le he de dar.
Aún no ha llegado al pueblo ya comenzó a pregonar:
—Quite usted rey la corona bien la puede usted quitar,
que una de las tres sus hijas encinta la tiene ya.
Sotro día a la mañana a las tres llamó llamar.
—¿Cuál de vosotras mis hijas cuál es la que encinta está?
Respondió la más pequeña la que debiera callar:
—Es mi hermana Blancayflor porque ella muy triste está.
—Acostaros mis criados pa mañana madrugar,
para ir por leña al monte para Blancayflor quemar.
Se encerrara en un cuarto y comenzara a llorar.
—Si tuviera un pajarito de los que saben hablar,
para escribirle una carta a don Carlos Montealbar.
Aún la palabra no es dicha el pajarito allí está.
—Escribe Blancayflor escribe que yo te la iré a llevar.
—Si don Carlos está en misa en misa déjalo estar,
si lo encontraras durmiendo dale prisa sin parar
y si lo encuentras dormido no lo dejes de despertar.
Cuando el pájaro llegó don Carlos de misa sal.
—Nuevas le traigo don Carlos nuevas de grande penar,
que a su esposa Blancayflor hoy la sacan a quemar.
—Si la queman que la quemen mujeres no han de faltar.
Caballo mío caballo: ¿hoy cuánto tienes que andar?
—Si usted me da la cebada [y me aprieta el pedestal] yo el camino he
de andar.
Cuando don Carlos llegó ya la sacan a quemar.
—Deténganse los señores justicias de este lugar,
que esa niña que va ahí aún falta por confesar.
—Confesada ya voy padre falto por reconciliar.
La agarrara de la mano y la llevó pal pie un altar.
—¿Has dormido con alguno o tienes algún pesar?
—No he dormido con ninguno ni tengo ningún pesar,
solo he dormido una noche con don Carlos Montealbar.
—Alza los ojos al cielo y mira con quien estás.
Deténganse los señores justicias de este lugar,
que esta niña se la lleva don Carlos de Montealbar.