El quintado + La aparición de la enamorada muerta – Alija del Infantado
Romance
Romance sobre la aventura amorosa: amores con final trágico. Audios recopilados en La tradición oral leonesa. Antología sonora del romancero (2019), de David Álvarez Cárcamo.
Un capitán general sirviendo al rey en la guerra,
lleva doscientos soldados alredor de su bandera,
unos cien eran quintados y otros voluntarios eran
y en el medio de los quintos hay un soldado con pena,
todos cantan todos bailan todos celebran la fiesta,
todos juegan a la barra todos juegan y él no juega.
—Soldado tan valeroso, ¿por qué llevas tanta pena?
O lo haces por padre o madre, o por ansias de la tierra,
o lo haces por no servir a su majestad en la guerra.
—Ni lo hago por padre o madre ni por ansia de la tierra,
ni lo hago por no servir a su majestad en la guerra,
que lo hago por mi mujer que es niña y quedó doncella,
el día de mis proclamos me citaron pa la guerra
y el día de mi boda vino la marcha y me lleva,
no me dejaron estar ni media hora con ella.
—Siete años te doy de treguas para que vayas a verla
y al cabo de los siete años soldadito a mi bandera.
Coge el caballo que corre deja la mula que vuela,
no vayas por el camino vete por la carretera.
—Al llegar al cementerio se levanta un polvorín,
se me espantó mi caballo y yo me sobrecogí.
—No te turbes, caballero, no te turbes tú de mí,
que yo era la tu esposa la tu esposa Beatriz.
—Si tú fueras la mi esposa tú me besarías a mí.
—Labios con que te besara ya no los tengo yo aquí,
que me los pidió la tierra y a la tierra se los di.
—Si tú fueras la mí esposa tú me abrazarías a mí.
—Brazos con que te abrazara ya no los traigo yo aquí,
que me los pidió la tierra y a la tierra se los di.
Si te casas, caballero, cásate en Valladolid,
que la hija del platero aguardando está por ti,
la primer hija que tengas le has de poner Beatriz,
para que cuando la llames te acuerdes siempre de mí.
Queda con Dios caballero que no puedo estar aquí,
que las penas del infierno aguardando están por mí,
a la hora de mi muerte mala hora fue pa mí,
me he olvidado de Dios por acordarme de ti.
—Yo venderé mi caballo y diré misas por ti.
—Ni te vendas tu caballo, ni digas misas por mí,
que entre más misas me digas peor será para mí.