El seductor de su hermana. Tamar – Valsemana

El rey moro tenía un hijo       que Tranquilo se llamaba
y un día estando cenando       se enamoró de su hermana.
A el otro día siguiente       Tranquilo cayó en la cama,
subió su padre a verlo       como siempre acostumbraba.
—¿Quieres que te mate un ave       de estas que vuelan por casa?
—Máteme usted las que quiera       que me las suba mi hermana,
pero que suba ella sola       que no suba acompañada.
Como era en tiempo verano       la niña subió en enaguas,
la cogió por la cintura       y la subió pa su cama,
ya hizo de ella lo que quiso       y hasta le escupió en la cara.
Al bajar por la escalera       su padre le preguntaba:
—¿Cómo quedaba tu hermano       tu hermano cómo quedaba?
—Mi hermano ya quedó bien       pues ya no le duele nada,
ya hizo de mí lo que quiso       y hasta me escupió en la cara,
pendientes de mis orejas       collares de mi garganta,
anillitos de mis dedos       por aquel cuarto rodabais.
Llamaron a tres doctores       de los mejores de España,
uno le tomaba el pulso       y otro le mira la cara,
y el otro le decía:       —La niña está embarazada.
Y aquí termina la copla       de Tranquilo y de su hermana.