Cerrar
Borrar registro
Va a proceder a borrar el registro con nombre Inocente calumniada por el diablo: Don Juan de Lara – Quintana del Marco
Borrar
Cerrar
Antes de publicar
¿Certificas que todos los datos son correctos? Tras la publicación, el registro quedará bloqueado. Más tarde podrás desbloquearlo. Si lo haces, quedará constancia de las modificaciones introducidas tras el desbloqueo.

Guarda el registro como borrador si no lo has completado y vas a continuar en otro momento.
Publicar y bloquear
Cerrar
Desbloquear registro
No olvides volver a publicar el registro tras realizar los cambios.
Desbloquear y despublicar

Inocente calumniada por el diablo: Don Juan de Lara – Quintana del Marco

Romance

o
Icono cerradura
o
Categorías
Tradición oral
o
o
Subcategorías
Romances
o
o
Descripción

Romance con la mujer como protagonista: calumniadas. Audios recopilados en La tradición oral leonesa. Antología sonora del romancero (2019), de David Álvarez Cárcamo.

o
o
Transcripción

Y en la ciudad de Madrid       vivía don Juan de Lara,
caballero noble y rico       de las tres sangres hidalgas,
devoto era por suerte       de San Antonio de Padua
y una lámpara le tiene       de día y de noche alumbraba.
De la ciudad de Pamplona       tuvo don Juan una carta
y que tenía a sus padres       impedidos en la cama.
Procurara ir a verles       con dos pajes en compaña
y estuvo allá dos meses       que es negocio de importancia.
Al cabo los nueve meses       volviera para su patria,
su esposa fue a recibirle       porque verle deseaba
y don Juan lleno de celos       le arreó una bofetada.
—Yo te tengo de matar       que lo merece tu causa
y para que sea más firme       y aguardaré a que tú pargas.
El día catorce de junio       ya amaneció la luz clara,
un niño como las flores       de resplandores celaba.
—Y ven acá, hijo mío,       querido de mis entrañas,
en bien has venido al mundo       y en manos de una desgracia.
Y don Juan de que uyó esto       subió corriendo a la sala,
echando mano a su acero       desenvainando la espada,
recibe la triste el golpe       y en la milagrosa estampa,
la espada de espedazó       y a ella no le hizo nada.
Estando en estas razones       vieron entrar por la sala,
un padre que vien vestido       de la orden franciscana.
—¿Por dónde ha entrado este padre       si mis puertas’tan cerradas?
—De Dios traigo la noticia       de la Virgen Soberana,
que supe que tu mujer       de parto estaba muy mala.
Saque señora ese niño       que le quiero ver la cara.
Dime niño ¿de quién eres,       tu padre cómo se llama?
—Mi padre se llama Juan       y lo cual presente estaba,
mi madre ya lo sabéis       que se llama doña Laura
y el que me tiene en los brazos       es San Antonio de Padua.
—Si mi hijo pesa oro,       la mi mujer pesa plata.
Mandara hacer una fiesta       a San Antonio de Padua.