Cerrar
Borrar registro
Va a proceder a borrar el registro con nombre La boda estorbada. La condesita – Alija del Infantado
Borrar
Cerrar
Antes de publicar
¿Certificas que todos los datos son correctos? Tras la publicación, el registro quedará bloqueado. Más tarde podrás desbloquearlo. Si lo haces, quedará constancia de las modificaciones introducidas tras el desbloqueo.

Guarda el registro como borrador si no lo has completado y vas a continuar en otro momento.
Publicar y bloquear
Cerrar
Desbloquear registro
No olvides volver a publicar el registro tras realizar los cambios.
Desbloquear y despublicar

La boda estorbada. La condesita – Alija del Infantado

Romance

o
Icono cerradura
o
Categorías
Tradición oral
o
o
Subcategorías
Romances
o
o
Descripción

Romance sobre la aventura amorosa: el reencuentro de los cónyuges. Audios recopilados en La tradición oral leonesa. Antología sonora del romancero (2019), de David Álvarez Cárcamo.

o
o
Transcripción

En rayas de Portugal       grandes guerras se han formado,
al conde Flores señores       por capitán le han llevado.
Pero entonces la condesa       no cesaba de llorar:
—Conde, si vas a la guerra       contigo me has de llevar.
—Las mujeres a la guerra       no os podemos llevar,
porque nos quitáis la fuerza       no nos dejáis pelear.
Si a los siete años no vuelvo       niña vuélvete a casar.
Pasan siete, pasan ocho       y el conde no viene ya.
Sus padres la querían mucho       y la querían casar.
—¡Válgame el Dios de los cielos       y la Virgen del Pilar!
que teniendo yo marido       me volviera a casar.
Écheme la bendición,       padre, quiero irle a buscar.
—La bendición de Dios Padre,       hija, ya la tienes ya,
la de tu madre y la mía       es la que te ha de amparar.
Ya se ponen en camino       para salirle a buscar,
en compaña de ella iba       un primo que tien carnal.
Siete reinos caminando       sin saber con quién hablar,
de los siete pa los ocho       con un pavero fue a dar.
—Aquí le digo al pavero       aquí le vengo a rogar,
que me niegue la mentira       y me diga la verdad:
¿De quién son esos cien pavos       que de nuevo trae señal?
—Del conde Flores, señora,       mañana se va a casar,
tiene los carneros muertos       y la gente a convidar.
—¿No me da usted una limosna       para el camino pasar?
—Siga alante la señora       que alante se la darán.
Sigue alante la señora       con un pastor fuera a dar.
—Aquí le digo al pastor       aquí le vengo a rogar,
que me niegue la mentira       y me diga la verdad:
¿De quién son los cien borregos       que de nuevo trae señal?
—Del conde Flores, señora       mañana se va a casar,
tiene los carneros muertos       y la gente a convidar.
—¿No me da usted una limosna       para el camino pasar?
—Sigue alante la señora       que alante se la darán.
Siguió alante la señora       con el conde fuera a dar.
—Aquí le digo al buen conde       aquí le vengo a rogar,
que me dé usted una limosna       para el camino pasar.
Echa mano a su bolsillo       y una de a cinco le da.
—¡Qué poco me da el buen conde       pa lo que solíais dar!—
—¿De dónde es la señora?       —Del otro lado del mar.
—¡Quién pudiera estar allí       quién pudiera estar allá!
para ver a mi señora       que otro me la va a llevar.
—¿Quiere ver a su señora?       pues muy pronto la verá.
Quitó gordón y esclavina       quedó con nuevo bial.
—Correr, correr mis criados       los mulos aparejar,
por la calle de la otra       sacármela a pasear.
—Malhaya sea la señora       y el paje que aquí la trae,
por culpa de esa señora       me dejo yo de casar.
—Que te pinte bien, la blanca,       que te deje de pintar,
que los amores primeros       son muy duros de olvidar.