La doncella guerrera – Aralla de Luna

En Sevilla un sevillano       siete hijos le dio Dios,
la mala suerte que tuvo       que ninguna fue varón.
Un día a la más pequeña       la inclinación le tentó
de ir a servir al rey       vestidita de varón.
—No vayas hija no vayas       que te van a conocer,
tienes el pelo muy largo       y carita de mujer.
—Si tengo el pelo largo       padre me lo cortaré
y con el pelo cortado       y un varón pareceré.
Siete años anduvo en lucha       el hijo’l rey la conoció
y le decía a su padre:       —Y Oliveros no es varón.
—Y en qué lo conoces, hijo       y en qué lo conoces vos.
—En el alzar de los ojos       que los alza con pasión,
en el vestir de su ropa       y en apretar el jubón.
—Llévala vos el mi hijo       a las tiendas a mirar,
que si ella es mujer o no       lo guapo le ha de juiciar.
—Ya la llevé la mi madre       y a las tiendas a mirar,
yo cogía lino y seda       y Oliveros un puñal.
—Llévala vos el mi hijo       y a los caballos correr,
que si ella es mujer o no       para atrás se ha de caer.
—Ya la llevé la mi madre       y a los caballos correr,
de los que andan en la guerra       nadie los corre como él.
Y al ver que la perseguían       la licencia les pedió:
—Que me dejen ir a casa       que me dejen ir por Dios,
que he recibido una carta       carta de mucho pesar,
que mi madre está en las andas       y mi padre está a enterrar.
Queda con Dios el buen rey       y su coronita real,
que siete años lo ha servido       y esta doncella real.
Ella ha llegado a su casa       y el hijo el rey a llegar,
ella llegado a su casa       y con él se fue a casar.