Las señas del esposo – Quintana de Fuseros
Romance
Romance sobre la aventura amorosa: el reencuentro de los cónyuges. Audios recopilados en La tradición oral leonesa. Antología sonora del romancero (2019), de David Álvarez Cárcamo.
Paseándose anda la blanca paseándose anda la bella,
a orillas de un río oscuro y a sombras de la alameda,
vio venir un caballero alto por Sierra Morena,
atreviose y preguntó si vendría de la guerra.
—¿Por qué me pregunta blanca por qué me pregunta bella?
—Pregunto por mi marido siete años van que está en ella.
—¿Qué señas tenía la blanca qué señas tenía la bella?
—Tenía un caballito blanco una silla dorada y bella,
un perrito con carrancas que oro traía en la colleira.
—Por las señas que me da ya quedó muerto en la guerra,
le ayudé bien a morir y estuve a su cabecera,
siete cabos y un sargento estuvieron de centinela.
S’otro día era domingo y a misa iba la bella,
de los pies a la cabeza cubierta de seda negra.
—¿Por quién guarda luto, blanca por quién guarda luto, bella?
—Guárdolo por mi marido que quedó muerto en la guerra.
—¿Cuánto diera usted, la blanca y quién le da a su marido?
—Yo daré cien doblas de oro que aquí las traigo conmigo.
—Eso todo no es nada que más valía su marido.
—Pues yo daré las cien mulas que están n’el campo florido.
—Eso todo no es nada que más valía su marido.
—Pues yo daría las cien vacas que están en el campo florido.
—Eso todo no es nada que más valía su marido.
—Yo daré las cien ovejas con ellas el pastorcito.
—Eso todo no es nada que más valía su marido.
—De todo lo que heis mandado de todo eso es tuyo y mío,
tú has de ser la mi mujer y yo seré tu marido.
—Más un cordel retorcido pa colgarlo de aquel pino.
—De todo lo que heis mandado todo eso es tuyo y mío,
tú eres la mi mujer y yo soy el tu marido.
—Tú qué has hecho, dueño mío tentarme de esa manera,
que el corazón de mujeres es como una talavera,
el primer golpe que lleve luego al momento se quiebra.
«—Y después decía mi madre: ¡Mírale qué reladrón, estábala engañando!
Y era su marido.»