Los soldados forzadores – Alija del Infantado

Una tarde de paseo       una madre con dos hijas,
mira el sargento a los cielos:       —¿Cuál de las dos es más linda?
La de lo verde encarnado       la de la faja ceñida,
he de robarla esta noche,       aunque me cueste la vida.
A eso de la media noche       iban a robar la niña,
tiraron puertas abajo       porque ninguna se abría.
Miran siete habitaciones       y salas que allí tenía,
la niña como es discreta       con la ropa se cubría.
—Apártense los señores       dejen vestir a la niña,
por donde quiera que vaya       que vaya aseada y limpia.
—Adiós, madre de mi alma.       —Adiós, hija de mi vida.
—Madre, cuide de su honra       que la mía está perdida.
—Hija, cuida de la tuya       aunque te cueste la vida.
La sacaran para un prado       muy cerquita de la villa,
quita el sargento el capote       la ordenanza y la levita.
La niña como es discreta       le dijo que no quería,
le dan cinco puñaladas       de la última moría.
La cogen entre los brazos       y a su madre se la envían,
pero al llegar a la puerta       estas palabras decían:
—Aquí le traigo a su hija       tan honrada como iba.
—Mejor quiero verla muerta       que no deshonrada viva.